Isabel Camacho sigue aconsejándonos buenas prácticas este otoño para vivir en armonía con el medio y estar sanos

Isabel Camacho

Publicado en Correos de la Vega

Es bueno empezar el otoño con una desintoxicación con productos de temporada y, a ser posible, de cultivo ecológico. Esta limpieza puede consistir en tomar zumos de fruta (cítricos, manzanas, peras o uvas) por la mañana y de verduras (zanahoria, remolacha roja, apio y perejil) por la tarde y noche, durante 5 o 7 días; o bien, en comer durante una semana únicamente uvas. Si éstas son muy dulces, se pueden beber dos vasos de limonada casera al día. Se debe tomar también dos veces al día (por ejemplo, con los zumos de verduras) una cucharada de aceite de lino, nuez, girasol o sésamo de primera presión en frío (o bien de oliva, ecológico y prensado también en frío); así como infusiones depurativas (que incluyan raíz de regaliz o de jengibre) al levantarse y antes de acostarse.

Esta desintoxicación nos aportará mucha energía y será un preventivo directo de catarros, gripes, asma, eccemas y erupciones cutáneas.

Durante los días que dure la desintoxicación se prestará especial cuidado a la piel y a los cabellos, tejidos gobernados por el elemento de esta estación. De hecho, la piel actúa como un tercer pulmón. En la ducha frotaremos bien la piel para ayudar a eliminar las células muertas y las toxinas. Es beneficioso acabar la ducha caliente con un poco de agua fría que cerrará los poros y estimulará la circulación sanguínea. Tras la cura, podemos nutrir el cabello y el cuero cabelludo dejándolos una noche untados en aceite de germen de trigo o de jojoba y envueltos en una toalla.

En cuanto a la alimentación, habrá que tener en cuenta nuestra edad, personalidad, sexo, actividad,...; pero, en general, el sentido común nos indica que lo más saludable es optar por productos naturales (no procesados) cuyo cultivo se haya producido respetando los ciclos biológicos, sin empleo de productos químicos y minimizando en lo posible la contaminación y el deterioro del entorno. Serán, pues, productos locales de temporada que cocinaremos de forma sencilla, cuidando las combinaciones compatibles de los alimentos e incluyendo un alto porcentaje de alimentos crudos.

Es recomendable hacer 5 comidas de raciones pequeñas o medianas bien compensadas en nutrientes (azúcares, grasas, proteínas, vitaminas, minerales, ...) a lo largo del día; Comer en un entorno relajado, sin ruidos ni discusiones, preferiblemente en silencio; Respirar profundamente varias veces durante la comida; Y no comer después del anochecer o, si no hay más remedio, dejar transcurrir al menos dos horas desde la última comida antes de acostarse.

Como indicamos anteriormente, los órganos propios del elemento Metal, según la Medicina Tradicional China, son los pulmones y el intestino grueso y, por tanto, la dieta de otoño debe incluir los alimentos que ayudan a estos órganos en sus funciones.

Los cereales integrales, sobre todo el arroz, además de las frutas y las verduras, serán fundamentales para el intestino; así como la miel, la levadura de cerveza y los alimentos ricos en la beneficiosa flora bacteriana láctica: kéfir, leche búlgara o yogur casero de fermentos liofilizados (preferiblemente elaborados con leche de cabra o de soja).

Es una época ideal para hacer sopas de cereales (arroz, cebada, avena, mijo,...) con verduras de raíz (zanahoria, nabo, cebolla, remolacha, ajo), calabaza, almendras, algas marinas, ...

A los pulmones les benefician los alimentos ricos en vitamina C (cítricos, bayas), el melón, los tomates (que aún quedan “del tiempo”), las coles de bruselas, la piña y la alfalfa (brotes); así como el aumento en el consumo de agua, que también previene de catarros, producidos en realidad por un exceso de sequedad.

Otra importante ayuda para los pulmones es el ajo, de virtudes depurativas y curativas conocidas desde hace siglos por muchas culturas. Utilizado regularmente en la dieta (2 dientes al día, prensados y mezclados con un poco de agua o zumo; o dos perlas de ajo, dos veces al día) previene catarros, gripes y otras infecciones.

Para los órganos del Metal son positivos, con moderación, los sabores picantes: condimentos como el pimentón, la pimienta de cayena o el jengibre.
A los pulmones no les va bien el clima frío y húmedo por lo que habrá que cuidar que el pecho, cuello, cabeza y pies estén siempre abrigados y calientes.

En esta época del año puede ser acertado tomar Echinacea purpurea, planta que ha demostrado su eficacia reforzando el sistema inmunitario.

Las delicadas membranas pulmonares donde se realiza el intercambio gaseoso de la respiración no están hechas para el humo, ni del tabaco ni de la contaminación ambiental, el cual es especialmente nefasto, como todos sabemos, y un factor de riesgo importantísimo, al igual que el estreñimiento o el consumo excesivo de carne y grasas saturadas, en el desarrollo de las enfermedades más graves.

En cualquier caso, ante un estreñimiento ocasional podemos recurrir a los remedios tradicionales de aceite de oliva en ayunas, semillas de lino disueltas en agua, zumo de naranja o lavativas; y elegir la hidroterapia de colon como terapia preventiva.

Ante los potenciales y molestos catarros o gripes, los antibióticos no tienen efecto; es mejor decantarse por los remedios naturales: jarabes caseros de ajo o de cebolla con azúcar integral de caña (panela), extracto de propóleo, remedios homeopáticos, fitoterapia, acupuntura y, sobre todo, descanso y “casa”: escuchar lo que nos dice nuestro interior y aprender gracias a la enfermedad lo que, probablemente, hemos hecho mal y tenemos que enmendar.

Por Correos de la Vega

El Martes 28 de octubre de 2008

Actualizado el 28 de octubre de 2008