Paco Cáceres. Salvemos la Vega- C.G. Nueva Cultura del Territorio
Nos preguntábamos en un artículo anterior que Cuánto es bastante en nuestro nivel de consumo. ( http://www.otragranada.org/spip.php?article340) Decíamos que estábamos extrayendo más recursos (o bienes en un lenguaje más indigenista) de los que nos correspondían y que esa era una situación insostenible. En esta nueva entrega de la serie La Tierra,las personas necesitamos otro modelo de desarrollo vamos a hacer un recorrido por los datos y hechos que confirman lo que decimos. Están sacados de un documento titulado Auge y caída de la cultura consumista , escrito por Erik Asadourian y es uno de los que aparecen en La Situación en el Mundo 2010. Cambio Cultural de worldwatch Institute Nosotros sólo aportamos nuestro toque personal y algún que otro comentario. Como nuestro objetivo es de difusión y concienciación, no aportaremos citas ni nada por el estilo. El que quiera consultarlas puede hacerlo en el libro citado.
Demasiados agujeros al planeta para mantener los niveles de consumo de la población rica
Poco antes de empezar a elaborar este artículo escucho en la radio -es diario- la necesidad de que los estados gasten poco y que las personas cojamos la senda del consumo. ¡Hay que crecer! ¡Hay que crecer! Veamos lo que significa crecer. Qué poco les vale a las instituciones económicas y gubernamentales dominantes y economistas oficiales lo que vas a leer a continuación. Parece que habláramos de dos planetas diferentes. Bueno, empecemos
Madre mía, la de agujeros que le hacemos a la Tierra
En las últimas cinco décadas el consumo ha crecido espectacularmente incrementándose un 28% respecto a los 23,9 billones de dólares gastados en 1996 (en dólares 2008) y multiplicándose por seis respecto a los 4,9 billones de dólares gastados en 1960 (en dólares 2008). Alguien puede estar tentado de decir que la población también creció. Cierto, pero sólo en un 2,2 entre 1960 y 2006.Es decir, el gasto por persona casi se triplicó.
Sigamos, a más gastos más extracciones, claro está. Veamos; las extracciones de combustibles fósiles,minerales y metales se disparó. Entre 1950 y 2005 la producción de metales se multiplicó por seis, el consumo de petróleo por ocho y el consumo de gas natural por catorce.
Y ahora sumemos todo el voraz consumismo. Ahí va; En la actualidad se extraen al año un total de 60.000 millones de toneladas de recursos (o bienes, el concepto recurso canta demasiado). Comparemos; es el 50% más que hace sólo 30 años. El europeo medio consume hoy 43 kilos de recursos diarios y el americano medio 88 kilos. En conjunto el mundo extrae diariamente de la Tierra el equivalente a 12 rascacielos Empire State. Multiplicad por 365; son 4380 al año. ¡Menudo agujero!
Voquetas grandes como de 3 pisos y cada una de las volquetas cuesta mas de 15 millones de dolares.
Bien, no demos más datos, con estos creemos que son suficientes. Veamos ahora como afecta eso a la Tierra. Seguimos valiéndonos de lo que expone el autor del documento citado más arriba.
“la actividad humana está ejerciendo tanta presión sobre las funciones naturales de la Tierra que la capacidad de los ecosistemas del planeta para sustentar a las generaciones futuras ya no puede garantizarse”.
Creciente presión sobre los sistemas de la Tierra
¿Cómo se ejerce?
Alterando de forma drástica los sistemas ecológicos de los que depende la humanidad y otras innumerables especies. El indicador de huella ecológica (1) demuestra que la humanidad utiliza actualmente los recursos y servicios de 1,3 Tierras. En otras palabras, estamos rebasando en una tercera parte la capacidad disponible de la Tierra, debilitando la resiliencia (2) de los ecosistemas de los que depende la humanidad. Cuando leía esta parte del documento que estamos utilizando recordaba dos declaraciones; la de un economista norteamericano que decía que estamos ya consumiendo el planeta de nuestros nietos, y las del reciente Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, que afirmaba; “Nuestros nietos pagarán la factura de nuestra orgía consumista”. ¡Y los poderes dominantes ¡quieren más!
Las conclusiones del párrafo anterior fueron reforzadas por La Evaluación de Ecosistemas del Milenio (EM), revisión exhaustiva de investigaciones científicas presentada en 2005 y en la que participaron 1.360 expertos de 95 países. En esta Evaluación se decía que alrededor del 60% de los servicios de los ecosistemas -regulación del clima, suministro de agua dulce, tratamiento de desechos, alimento de las pesquerías y muchos otros servicios- están siendo degradados o utilizados de forna insostenible. Tan inquietante era el tema que la Directiva de la EM advirtió que “la actividad humana está ejerciendo tanta presión sobre las funciones naturales de la Tierra que la capacidad de los ecosistemas del planeta para sustentar a las generaciones futuras ya no puede garantizarse”.
Otro estudio de 2009 decía que incluso si todos los países cumplen sus propuestas más ambiciosas de reducciones de gases de efecto invernadero, las temperaturas seguirían subiendo 3,5º centígrados. Es decir, que no bastará con adoptar buenas políticas; hay que acometer un giro radical en el propio diseño de las sociedades humanas
Veamos ahora lo que se nos dice sobre las alteraciones de uno de los servicios de los ecosistemas; la regulación del clima. Son especialmente preocupantes.
– La concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2) que había permanecido estable durante los últimos 1.000 años en unas 280 partes pos millón, ha aumentado actualmente a 385 partes por millón, debido al creciente consumo de combustibles fósiles, al aumento de consumo de carne y a la progresiva transformación de tierras para zonas urbanas y cultivos agrícolas. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, de no frenarse las emisiones de gases de efecto invernadero, en el próximo siglo se desencadenarán cambios desastrosos.
– Según un estudio de mayo de 2009 utilizando el Modelo Integrado de Sistemas Globales de Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), de no adaptarse pronto medidas fundamentales, el aumento de las temperaturas medias ascendería a 5,1º centígrados para 2100, más del doble del proyectado por el modelo en 2003. Otro estudio de 2009 decía que incluso si todos los países cumplen sus propuestas más ambiciosas de reducciones de gases de efecto invernadero, las temperaturas seguirían subiendo 3,5º centígrados. Es decir, que no bastará con adoptar buenas políticas; hay que acometer un giro radical en el propio diseño de las sociedades humanas; concluye Erik Asadourian
¿Qué consecuencias conllevaría el aumento de las temperaturas?
Creemos que es bastante conocido, pero recordémoslo brevemente:
– El nivel del océano subirá dos o más metros debido a la fusión parcial de los casquetes de hielo de Groenlandia y de la Antártida Occidental: Inundaciones y desaparición de islas más vulnerables.
– La sexta parte de la humanidad que depende de glaciares o de cursos fluviales alimentados con el deshielo se enfrentarían a una escasez de agua extrema.
– Grandes franjas de la selva amazónica se convertirían en sabana, morirían los arrecifes de coral y se colapsarían muchas de las pesquerías más vulnerables del mundo: cambios dramáticos y refugiados ambientales Todo ello se traduciría en importantes perturbaciones políticas y sociales, pudiendo alcanzar el número de refugiados ambientales (Estiman 1.000 millones para el 2.050)
Hay más
Otros síntomas de la voracidad del consumo, aparte del cambio climático, serían: la contaminación del aire, la pérdida de 7 millones de hectáreas anuales de bosque, la erosión de los suelos, la producción anual de más de 100 millones de toneladas de residuos peligrosos, prácticas laborales abusivas para producir más bienes de consumo más baratos, la obesidad, la creciente falta de tiempo...
Si todo el mundo viviese como los americanos, la Tierra sólo podría sustentar a 1.400 millones de personas (Actualmente somos 6.800 millones de personas). Pero tampoco con los niveles de consumo de rentas medias como Jordania y Tailandia la Tierra podría mantener a toda la población mundial
No todos tenemos la misma culpa.Desequilibrio del consumo
Aunque los gobiernos occidentales siempre repartan culpas diciendo que los países del tercer mundo también tienen que moderar su consumo, los datos que se aportan nos dicen que los niveles de consumo son altamente desequilibrados. Hablan los datos.
En el artículo anterior aportábamos de Stephen Pacala; el 7% más rico de la Tierra de la población del mundo es actualmente responsable del 50% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, mientras que los 3.000 millones más pobres sólo son responsables del 6%.
– Los 65 países de renta alta donde más predomina el consumismo sentaban en 2006 el 78% de los gastos de consumo, pese a ser sólo el 16% de la población mundial.
– EEUU con sólo el 5% de la población mundial gastó este año 9,7 billones de dólares en consumo. Es decir, el 32 % de los gastos mundiales.
– Si todo el mundo viviese como los americanos, la Tierra sólo podría sustentar a 1.400 millones de personas (Actualmente somos 6.800 millones de personas). Pero tampoco con los niveles de consumo de rentas medias como Jordania y Tailandia la Tierra podría mantener a toda la población mundial
Por tanto los patrones básicos de consumo modernos, incluso a niveles relativamente básicos son insostenibles.
¿Habéis escuchado alguna vez a un economista oficial hablar de personas, de seres humanos? Mercados, consumidores, usuarios, inversores... ¿Se hbrán olvidado de lo que somos? Las palabras los retratan. Necesitamos otro paradigma.
En resumen
Consumimos demasiado y estamos alterando los ecosistemas del planeta, lo cual traerá graves consecuencias para la vida en la Tierra. Ese consumismo es tremendamente desequilibrado. Digamos que unos aportan la obesidad y otros el hambre. Y no son los datos lo más preocupante, que lo es también, sino la actitud de nuestros gobernantes y los que gobiernan a nuestros gobernantes, que miran hacia otro lado y siguen erre que erre en sostener un modelo que ni es universable, ni es sostenible ni tan siquiera nos ve como personas. ¿Habéis escuchado alguna vez a un economista oficial hablar de personas, de seres humanos? Mercados, consumidores, usuarios, inversores... ¿Se habrán olvidado de lo que somos? Las palabras los retratan. Necesitamos otro paradigma.
Llegados a este punto tocaría analizar ese modelo consumista, como funciona y apuntar los cambios profundos que necesitan nuestras sociedades para que las futuras generaciones no se encuentren un planeta muy malherido. Pero antes queremos darnos un paseo, ya lo hemos hecho a nivel global,de la mano de Fernando Alcalde por el consumismo de Granada, de Andalucía, porque nosotros localmente, regionalmente, también participamos de ese festín que “pasará factura a nuestros nietos”. Fernando Alcalde aportará los datos que lo demuesran.
(1) compara el impacto ecológico de la humanidad con la superficie productiva terrestre y marina disponible para que los ecosistemas suministren unos servicios esenciales.
(2) Capacidad de los ecosistemas de absorber perturbaciones sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad, pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación ha terminado. ______________________________________________________________________
