Paco Cáceres Santiago
Para las personas que quieran conocer el proyecto de Ecologistas sobre la renaturalización del río, el último presentado en abril de 2917, pueden descargarlo en https://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/proyecto-genil-2017.pdf
Un río no es sólo una corriente de agua permanente que desemboca en otro río o mar. Eso puede ser un canal, una tubería o vete a saber qué. Esa definición la estudiábamos en la escuela y en los diccionarios sigue intacta. Sin decir que los ríos crean vida por donde pasan, con sus sedimentos hacen posible que nazca la vegetación y la fauna que se alimenta y vive en ella. Decía Miguel Ángel Molinero que los ríos son a su vez dioses y demonios. Dioses cuando riegan, hacen posible los cultivos que después nos alimentarán, pero pueden ser demonios cuando inundan vastas extensiones creando desolación… Bueno, decía Ricardo Ávila que las inundaciones por la Vega de Granada era una lotería; a unos les aportaban limos que enriquecían los suelos, pero a otros les aportaban arenas que se las empobrecían.
Pues bien, el río tiene vocación de tal y siempre, siempre está creando vida. No hay más que observarlo. Sin embargo, en Granada, a su paso por la capital el río fue convertido en un canal, pero el río, que tiene memoria, año tras año sigue aportando limos sobre los que nace todo tipo de vegetación de ribera. Si se dejara, aunque se vigilara para que no obstruya el paso del mismo río, en unos años tendríamos junto al Genil por Granada riberas llenas de vida, de vegetación, pájaros y otros animales propios de los ríos. Pero no, nunca lo dejan. La Confederación del Guadalquivir, año tras año “limpia” ese canal para que el río no pueda ser río, para que sea sólo una corriente de agua sin dejar huella.
Ecologistas en Acción siempre ha luchado, entre otros compromisos, porque el río sea río. Ha presentado proyectos de renaturalización, el último en abril de 2017, el Ayuntamiento de Granada en pleno lo ha respaldado en tres ocasiones, pero la Confederación hace oídos sordos. Ecologistas, en el proyecto mencionado más arriba, divide el río a su paso por la ciudad en varios tramos y ofrece una alternativa para su renaturalización. Léanlo, está lleno de sentido común, incluso da soluciones para que la acequia Gorda pueda seguir con su infraestructura hidráulica y que puedan seguir regando.
El proyecto además, acabaría con los malos olores, los mosquitos y crearía un paisaje bello del que podríamos disfrutar la ciudadanía granadina, y la de fuera que nos visiten.
¿Pero tan difícil es? Qué va, no hay más que ver ríos europeos con su vegetación de ribera, con lo que llueve en muchos de esos lugares. No hay más que ver el Manzanares por Madrid, o los paseos que han hecho con el río en Valencia. En Córdoba, a su paso por la capital podemos ver vegetación, aves, molinos… Aquí, en Granada, condenamos al río a que no lo sea.
Hay dos áreas de mutilación; desde el puente que une la Carretera de la Sierra con el espacio deportivo y la avenida de Cervantes, sale a mitad de ésta, hasta pasada la zona urbana de la carretera de la Sierra.
Desde ese puente, desde unos metros más arriba de él hasta puente Verde, si hay zonas con vegetación, pero a partir de Puente Verde hasta el puente que une la zona del parque de las Ciencias y la sede central de Bankia (¡Qué pena que perdimos la identidad de Caja de Ahorros de Granada!) con la circunvalación de Recogidas se pierde toda la vegetación para recuperarla río abajo. No todo son críticas a la Confederación, nuevos aires han permitido que desde aquí río abajo se recupere la vegetación.
¿Y la ciudadanía granadina? Tendría, tendríamos que arrimar más el hombro. La ciudad debería ser lo que sentimos, lo que queremos, lo que soñamos, pero muchas veces dejamos esta tarea en manos de los ecologistas, los de la vega o los que sean, lavándonos las manos y sin aportar un poquito de compromiso por una ciudad mejor.
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