Juan Garibi: “Aquí venimos a juntar nuestros recursos para apoyar cosas que son buenas para la sociedad”

Paco Cáceres, con la colaboración de Pepe García

Nos vemos en el mercao social. Juan empieza hablándonos del papel positivo que jugaron cajas de ahorros, cajas rurales y otras en un periodo de su historia. Recogemos una síntesis en la parte final. A medida que transcurre la entrevista, las palabras del Director Ejecutivo nos van llevando al corazón de FIARE. Con la idea que tenemos de los bancos, contrasta ver la sencillez, la cercanía y el compromiso de una persona que ocupa el cargo más alto de uno de ellos. Pero claro, es una excepción; éste es un banco ético.

– El objetivo de la banca tradicional ya sabemos que es ganar dinero como sea. ¿Cuál es el de FIARE?
– Yo diría que un banco ético, igual que cualquier empresa de economía social, tiene que tener como un doble objetivo; uno empresarial y otro político, una misión que alimenta el proyecto empresarial y sin la cual este proyecto deja de tener sentido. Un proyecto empresarial de sociedad anónima, si analizas las declaraciones, siempre busca “la maximización a largo plazo del beneficio para sus accionistas con respeto a la legalidad y a la responsabilidad con la comunidad y el medio ambiente”; parece un párrafo estándar donde no dices nada. Aunque lo que dice es “voy a ganar dinero intentado perjudicar lo menos posible, pero el objetivo es ganar dinero”. En un proyecto como el nuestro, hay que ser distinto, el objetivo empresarial es sin duda ganar algo de dinero para poder mantener el proyecto en el tiempo y por tanto no perder en ningún caso, pero ese objetivo empresarial debe estar bien alimentado con un proyecto POLITICO, con mayúsculas. No en el sentido partidista, sino de poner el dinero al servicio de la comunidad. Es decir, que sea el beneficio de la ciudadanía el principal beneficio de un proyecto de estas características, buscando por tanto utilizar el dinero de la comunidad en financiar proyectos que incidan en lo mejor para esa comunidad.

– Los dueños de los bancos sabemos quiénes son, quiénes son los dueños de FIARE
– Nosotros somos una cooperativa que tiene como socios y socias a unas cuarenta mil personas y organizaciones en Italia y a unas cinco mil aproximadamente en España. Cada persona u organización tiene un voto, sea cual sea el capital que haya aportado y su dimensión. Por tanto no se puede decir que haya alguien por encima. Es verdad que algunas, sobre todo entidades, han jugado un papel dinamizador, en Italia han sido entidades de carácter estatal, en España han sido entidades a nivel más local, construyendo más desde abajo. Si bien también han jugado un papel interesante algunas organizaciones sindicales, la red de economía alternativa y solidaria, que ha sido fundamental. Pero hay que destacar la importancia que han tenido las redes de finanzas locales alternativas, como es el caso del Fondo de Solidaridad de Granada, que han apostado por este proyecto como un complemento a sus actividades de microcréditos en el territorio. A este tipo de apoyo se han ido sumando sindicatos de clase, sindicatos agrarios, movimientos ambientalistas, entidades de acción social, entidades de trabajo con personas en exclusión, empresas de inserción social, organizaciones no gubernamentales para el desarrollo, organizaciones del comercio justo, administraciones públicas… variado, un poco de todo, muchas veces dinamizado por las personas concretas que en cada momento están en cada organización.

–  ¿Qué tipo de proyectos financias?
– Tradicionalmente nos implicamos en cuatro sectores, aunque luego la realidad es mucho más diversa y mucho más rica que estos cuatro sectores. Trabajamos en la inclusión social y trabajo con colectivos desfavorecidos por incapacidad, enfermedad, etc., lo que tiene que ver con trabajo con desempleados. En segundo lugar el campo de la solidaridad internacional, es decir, cooperación internacional al desarrollo, comercio justo. En tercer lugar, lo que tiene que ver con el medio ambiente, las energías renovables, la agroecología, circuitos cortos, grupos de consumo. Y en cuarto lugar, y no enumero por orden de importancia, lo que sería valores, es decir, cultura, tiempo libre, educación, deporte no profesional, comunicación social… Con esos sectores son con los que trabajamos.

–  ¿Y cómo evaluáis si un proyecto reúne las condiciones?
– Eso lo evalúan nuestras comisiones de ético-social. Ellos ven si un proyecto encaja o no encaja en nuestra entidad, en cada territorio pueden valorar que ese proyecto concreto en ese territorio concreto encaja y un proyecto similar en un territorio distinto no encaja. O proyectos que parece que teóricamente encajan, pero al analizarlo con más detalle no encajan. Pongo un ejemplo, un huerto solar, sí, son energías renovables, pero luego ves que detrás de los huertos solares en este país ha habido grandes inversiones, muchas veces de fondos de inversión al amparo de subvenciones, donde más que un proyecto social o un proyecto energético, era un proyecto especulativo. Lo mismo con la agricultura ecológica, porque no es lo mismo que lo haga un productor para venta directa que una sociedad anónima que produce ecológico para exportación, que además va en furgonetas a unos 3.000 kilómetros... Es decir, la cosa es más delicada que un certificado. En ese sentido es muy importante la evaluación que hacen nuestros socios y socias en el territorio y que al final pueden decidir que una cooperativa agrícola en un pueblo es más beneficiosa para ese pueblo, por poner un ejemplo, que un monocultivo ecológico para exportación. Son cosas muy concretas en el territorio, que tienen que ver las personas socias de ese territorio.

– Digamos entonces que las ganancias que se quieren obtener no son monetarias sino de transformación social
– Efectivamente es una implicación en un proyecto de construcción compartida de una herramienta que permita canalizar los recursos en beneficio de la ciudadanía. Entonces, entre que no pagamos dividendos y que cada persona tiene un voto ponga lo que ponga. Estamos pues en una suma de fuerzas más que de control de poder. De hecho nosotros tenemos un consejo de administración formado por trece personas que salvo cargos puntuales o dedicaciones puntuales, únicamente la persona que ocupa la presidencia cobra un salario y no puede estar más de doce años. Y las trece personas son elegidas por la asamblea entre sus socios de grupos locales, de sus entidades socias. Y son elegidas sin cobrar.

– Bueno, a quienes leen esto y les convence vuestro proyecto. Qué servicios ofrece hoy FIARE?
– Se puede hacer domiciliación de gastos, cobros y pagos. Somos ya miembros de Servired, de VISA, y estamos ya con el diseño de las tarjetas, por lo cual en breve habrá tarjetas en el mercado que acompañen las cuentas corrientes y que por tanto permita la utilización de efectivo a través de cajeros o bien el pago directo a través de tarjetas. Hay entidades que tienen cuentas y están domiciliando ya los recibos con nosotros para la captación de donaciones, emergencias o situaciones puntuales que necesitan recaudar fondos, hay congresos que han utilizado nuestra cuenta como la cuenta oficial de un evento. Poco a poco vamos avanzando en respuesta ciudadana y también en servicios. En breve habrá muchas transferencias internacionales que hacen las ONG clientes nuestras, vamos a activarlo para que se pueda hacer directamente por internet, Y con posterioridad a eso llegar a la utilización del TPU (Terminal Punto de Venta), es decir, el sistema de pago con tarjeta. Iniciada por internet porque no necesita ningún elemento físico. De manera que las entidades que venden alojamiento, libros, captan donaciones por tarjeta puedan hacerlo metiendo este servicio en su web y las entidades físicas podrán ofrecer también este servicio. Los servicios están ahí, la tecnología está ahí, ofrecerlos es una cuestión de tiempo y de madurez del proyecto en el sentido operativo. Como somos un proyecto, como decía antes, fundamentalmente pequeño y sin ánimo de lucro, nuestra madurez operativa va como… cociéndose, pero no en microondas, necesita una dinámica, como la tierra, que no se acelera el crecimiento, es verdad que ahora las gallinas le ponen focos para que den los huevos más rápido, pero eso no genera un proyecto sólido. En ese sentido es muy importante que la gente entienda que no se está relacionando con una gran banca en una relación cliente-proveedor donde comparo costes y tiempos. Está construyendo un proyecto colectivo y eso necesita construir conjuntamente, con paciencia.

– Un banco ético no tendrá esas diferencias de salarios tan escandalosos a los que nos tiene acostumbrados la banca clásica. ¿No?
– En el banco en su conjunto, que lleva ya quince años en Italia, el salario bruto anual del director general anda en estos momentos por unos 120.000 euros al año y el salario del que menos gane al año puede andar por los 20.000 euros anuales Creo que el ratio viene a ser de 1 a 5 y medio o uno a 6. En el caso español no llega de 1 a 2. Aquí quien más gana, gana unos 40.000 euros al año y quien menos gana, gana unos veinte mil euros y pico al año. Para mí lo importante es cuánto gana quien menos gana. Eso es fundamental A veces da morbo ver cuánto gana el que más gana, Hay entidades en las que parece que la ratio es importante, pero luego hay gente que no puede sobrevivir, es decir, que tiene salarios miserables. En todo caso el convenio colectivo que aplicamos es el de cooperativas de crédito, e intentamos tratar lo mejor posible a la gente, y sobre todo a la que menos gana. Al menos esa es mi idea de cómo tiene que funcionar esta entidad que en la parte empresarial también tiene que ser diferente, no sólo en la idea política que hay detrás.

– Es decir, que no esperáis otra reforma laboral para explotar más a los currantes
– A día de hoy solo hay contratos indefinidos, no hay otro tipo de contratos. Puede ser que un momento puntual necesites un contrato temporal porque hay más carga de trabajo. A día de hoy incluso las personas que han entrado para cubrir bajas maternales se han consolidado, luego intentamos que sean apuestas de las personas y apuestas de la entidad con las personas

– Ante la invisiblización de este tipo de bancos, qué estrategias tenéis para llegar al a ciudadanía. Para que vean las diferencias de los bancos clásicos y los éticos.
– Yo diría que la comunicación no es nuestro fuerte. Nosotros a veces adolecemos de una falta clara de estrategias, o hasta ahora ha sido así. Creo que está mejorando mucho, porque cuando empezábamos bastante hacíamos con sobrevivir. Ahora sí que estamos gestionándolo mejor. Yo creo que hay varios problemas, el primero es el de una desinformación generalizada. Los mismos medios no saben muy bien qué hacemos, y nos llaman para cualquier tema de banca que no tiene que ver con nosotros. Eso confunde un poco a la ciudadanía y no saben muy bien a qué nos dedicamos. Pero aparte, con esto de la comunicación tenemos un miedo; si hacemos una campaña de comunicación muy intensa que permita que la ciudadanía nos conozca… En este momento la ciudadanía española odia a los bancos…

–  Lo tenéis perfecto para decir esto es lo que tendría que ser un banco para la ciudadanía.
– Sí, está “dhupao”, la campaña nos la hacen los telediarios todos los días… Pero esto es un riesgo, porque puede haber gente que realmente no cree en una sociedad distinta, que no cree que esta sociedad sea injusta, cree que esta sociedad va bien, pero que el banco X le ha tratado mal a él porque le ha vendido una preferente o le ha cobrado una comisión, pero no hacen un análisis global de la sociedad, ni quieren un banco para cambiar la situación global, quieren un banco que le trate mejor desde el punto de vista de sus condiciones individuales. Y nosotros ese cliente no lo buscamos ni lo necesitamos, entonces una comunicación muy enfocada hacia el conjunto de la ciudadanía nos podría traer, con perdón por la expresión, una epidemia de este tipo de clientes y nos obligaría a un crecimiento desaforado y a estructurarnos muy rápido para dar respuesta. Y eso no lo queremos porque éste no es nuestro cliente natural. Y en el momento que el sistema financiero les trate profesionalmente bien, sólo piden eso, dejarán de venir aquí porque no quieren “sin ánimo de lucro”, no quieren debatir sobre su 0,10 en beneficio de otros, porque esas personas afrontan la realidad a nivel individual. Y nosotros necesitamos a quien de verdad está buscando una entidad como ésta; a quienes participan en proyectos colectivos, que se juntan con otras, que están en colectivos que buscan lo mejor para el conjunto de la sociedad.

– Digamos pues que los clientes naturales de FIARE son los del compromiso social, ambiental, los que buscan lo mejor para todos.
– Nosotros no hemos descubierto el mundo, ni venimos nosotros primero. La gente ya estaba, y ya era militante. Lo que se hace es una oferta en el sector financiero a gente que ya milita en otras cosas; en la intervención social, en la luchas contra las desigualdades, en la crítica de la injusticia, en los movimientos ambientalistas, en los movimientos sindicales; en un montón de movimientos, cada uno probablemente desde ópticas y cosmovisiones distintas. Y lo que buscamos es que todas esas personas puedan confluir en un proyecto distinto, dejando a un lado su ópticas confesional, sindical o político diferentes, porque aquí no venimos a discutir de eso. Aquí venimos a juntar nuestros recursos para apoyar cosas que son buenas para la sociedad. Creemos que esa militancia existe; la vemos en los grupos de consumo, igual que están los de consumo financiero, se formaron los de consumo de agricultura ecológica, los de consumo energético… Es decir, se están dando distintas manifestaciones de esa dinámica de agruparse para consumir juntos, porque en este momento en el consumo es donde nos las estamos jugando, y es ahí donde le decimos que no a determinadas prácticas, donde construimos nuestras propias iniciativas. Y en esto, lo nuestro, la banca ética no tiene gran mérito. Bueno, tiene el mérito de que lo financiero parece tabú, difícil, lejano, pero lo demás no es más que copiar lo que ya están haciendo mucha gente en el día a día.

“La banca ética intenta recuperar en el sector financiero unas prácticas positivas que hemos tenido en estos últimos cien años en distintos ámbitos del sector financiero, que se han dado parcialmente y que ahora se han perdido”. Juan nos habla de los orígenes de cajas de ahorros, cajas rurales y otras experiencias que intentaban ser un instrumento al servicio de la ciudadanía, que daban servicios “a personas que no resultan atractivas desde un punto de vista estrictamente económico”. Incluso en ocasiones la banca tradicional llegó a “generar proyectos especializados de interés”. Ante la culpabilización de las cajas de ahorros en esta crisis económica, Juan afirma que “hay que tener mucho cuidado con las afirmaciones generales porque a veces son intencionadas y estamos aceptando discursos que no responden que ni son rigurosos. Ni responden a la realidad”. Porque hay que recordar que “la crisis financiera está derivada de la práctica de venta de hipotecas basura, por ejemplo, en EEUU, y no era cajas de ahorros. La entidad que cae es Lehman Brothers, y no era caja de ahorros, y los problemas del sector financiero se producen en toda Europa, y no eran cajas de ahorros, por tanto el problema no es en sí el de una figura jurídica, la caja de ahorros”. Juan cita en España ejemplos de bancos problemáticos; el Banco de Valencia, el BANESTO de la época de Mario Conde o la más reciente del Banco de Madrid. El problema de las Cajas de Ahorros es que “estaban gobernadas por políticos que es otro sector en “crisis” en este país, de manera que como la banca es un problema y los políticos también, ahí coinciden los dos”. Por otra parte “las cajas de ahorros cambiaron de fisonomía; pasaron de ser locales a crecer al amparo de la burbuja inmobiliaria. Aprovecharon la coyuntura económica de burbuja inmobiliaria para crecer en territorios que no eran los suyos y por tanto están mucho más afectadas por los impagos de créditos hipotecarios o por las quiebras de promotoras… Inmobiliarias, políticos, banca. Todo eso junto ha estallado en algunas cajas de ahorros, insisto, en algunas”. Garibi cita dos cajas que funcionan como tal y que no han tenido ningún problema; Caixa Colonia en Baleares y Caixa Ontiyent en la comunidad valenciana. En este tema, el responsable de FIARE concluye; “la identificación de que quiebran las entidades porque hay políticos me parece intencional y peligrosa, porque entonces no podría haber nunca empresas públicas de ningún tipo. En definitiva, es más un análisis del propio sistema capitalista que quiere que sean todo empresas privadas, como si las empresas sociedades anónimas no fueran susceptibles de presiones, incluso no fueran ellas mismas las que hacen las presiones. De todas formas yo creo más en unas entidades más pequeñas, más locales, más cercanas a la ciudadanía, con menos beneficios, ¡seguro!, pero que producen un beneficio social, sin duda, aunque en parte puedan tener participación de administración pública. ¿Y por qué no? Yo no soy contrario a la participación de la administración pública en la economía.”