Miguel Ángel Molinero Ramos (Presidente del Voluntariado Ambiental de Santa Fe, AUCA / Salvemos La Vega)
Publicado en Entre dos tierras. Boletín de AUCA y Correos de la Vega
Mientras permanecemos pendientes de numerosas noticias de todo tipo que azotan nuestras mentes: la crisis económico – financiera y sus efectos, cambios en los gobiernos de España y Andalucía, la “gripe A” y su propagación por el mundo, el “derbi entre el Madrid y el Barcelona”, etc., se nos escapan, a la mayor parte de nosotros, otras realidades más cercanas como la construcción en la Segunda Circunvalación en su trazado más impactante para la Vega de Granada, el denominado A3 (Ver mapa adjunto). En el estudio de impacto ambiental se indicaba que esa, aún siendo la opción más corta, es la que alberga “mayores dudas sobre su compatibilidad con la ordenación urbanística. El estudio de impacto medioambiental era tajante ...Todos los impactos identificados se valoran como compatibles y moderados, excepto en la alternativa A-3. donde el impacto paisajístico se valora como severo” – recordaba el periódico Ideal del 18/11/2003. No es para menos, los datos hablan por sí solos: un recorrido de 28,5 Km. con un ancho de en torno a 100 m., es decir, una superficie directamente ocupada de 2.850.000 m2, o sea, 285 Has., de las que en torno a la mitad serán de vega y la otra mitad de suelos agrícolas de secano.
Ni las fotos, ni las cifras, ni estas palabras son suficientemente elocuentes para reflejar la magnitud del impacto ambiental que se infringe a la vega. Ni incluso visitando la zona podremos hacernos una idea de la catástrofe que acarreará esta infraestructura; solo el estudio detallado de todas las implicaciones que conlleva la misma nos puede dar una idea de la gravedad del asunto: compartimentación del espacio, eliminación de muchas hectáreas de suelo fértil de primera clase agronómica, afección y/o eliminación de infraestructuras de riego, corta de árboles, afecciones negativas para otras actividades económicas (camping, turismo rural, etc.), surgimiento de una potente línea de contaminación acústica en pleno corazón de la vega, pérdida de identidad cultural, efecto llamada para otro tipo de construcciones, equipamientos y nudos de enlace con otras carreteras, destrucción de patrimonio construido y natural, etc.
Nosotros hemos estado por allí y hemos lamentado lo que hemos visto: una faja de tierra de unos 100 metros de ancho por más de 1000 metros de longitud totalmente arrasada, como una gran herida abierta en el corazón de la vega, y sólo es el comienzo. Las obras se pueden observar tanto a la izquierda como a la derecha de la carretera que va desde Granada a Santa Fe, una vez pasado el Puente de los Vados, y tanto en la margen izquierda como en la margen derecha del río Genil. Hemos constatado que se van eliminando las choperas existentes, otros cultivos y la vegetación natural, según avanzan las obras, y que se está trabajando en las inmediaciones de las Madres del Rao. También se han talado individuos de “Populus nigra”, de casi un metro de diámetro, en la cabecera del Canal de los Ojos, se pasa rozando la cabecera del Canal de San Juan y se corta de lleno el Canal de Isabel, en el que ya se han eliminado varios pinos añosos . ¡Sitios históricos que son agredidos y que pierden toda su idiosincrasia!
A título particular creo que esta infraestructura no es tan necesaria como la pintan, una buena gestión de las infraestructuras existentes y la adopción de un nuevo modelo de movilidad podrían ser más que suficientes para resolver los problemas que pretende resolver esta carretera. Es incomprensible que proyectos del pasado se sigan ejecutando sin el más mínimo pudor. ¿No existe una herramienta que podamos utilizar para cuestionarlos? ¿Para reconducirlos? ¿Para pararlos? ¿No sería lógico que, dada la situación de crisis ambiental global, cualquier proyecto que iniciáramos sólo aportara beneficios, externalidades positivas? ¿Cuándo vamos a actuar con lógica humana? Quizás reflexionar sobre éstas y otras cuestiones y actuar en consecuencia nos ayudaría mucho más a salir airosos de la crisis que invertir en más de lo mismo.
