Fernando Alcalde. Buxus-C. Granadina Nueva Cultura del Territorio. Colaborador de Correos de la Vega-www.otragranada.org
A menudo suele presentarse a la demografía humana como el principal reto ambiental del planeta: no existen recursos para mantener un crecimiento de la población disparado. Los datos recogidos por Paco Cáceres en sus anteriores artículos ponen en evidencia que lo que no puede sostener el planeta es un ritmo de crecimiento de los consumos y las emisiones de los más ricos. Pobres caben todos los que el hambre pueda soportar.
La relación entre consumo y daño ambiental está documentada hasta la saciedad y resulta especialmente intensa en las poblaciones en tránsito hacia el consumo de los ricos, donde la ilusión de la salida de las penurias no admite contrapesos sociales ni ambientales.
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La huella ecológica, de cada granadino es de 3,59 hectáreas, mayor que la de países como Argentina, México o Venezuela.
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Granada ocupa el lugar número veinte entre las capitales de provincia españolas por volumen de la actividad económica total. El índice de actividad económica per capita se sitúa en un 88% de la media de las capitales de provincia mientras que el PIB per capita de la provincia se sitúa en un 65% de la media nacional.
Pese a esta situación intermedia de riqueza y actividad económica, la huella ecológica, de cada granadino, esto es, la superficie de planeta necesaria para generar los recursos y asimilar los residuos producidos por la población de acuerdo a su modo de vida, es de 3,59 hectáreas, mayor que la de países como Argentina, México o Venezuela. Esto significa que cada granadino necesita 1,79 hectáreas más de las que cada ser humano dispone a nivel mundial, que evidentemente, resta a otros habitantes del planeta. Si trasladásemos esta ratio a la superficie de la ciudad de Granada, el déficit sería mucho mayor, ya que sus habitantes necesitarían 38,70 veces la superficie ocupada por la capital para equilibrar su huella ecológica.
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El modelo territorial muestra un consumo de suelo que no guarda proporción con el crecimiento de la población y sí con un modelo financiero especulativo
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Otros indicadores parciales muestran asimismo la insostenibilidad del modelo granadino. El porcentaje de suelo de naturaleza urbana de la ciudad de Granada respecto a su término municipal es del 30,05%, que representa una quinta parte del suelo urbano de la aglomeración urbana. El crecimiento de la población ha sido del 2,22% en el periodo 2001-2006, mientras que el crecimiento del valor catastral ha sido del 16,76%. En el mismo periodo se ha crecido 320 ha, lo que supone un ritmo de 53 ha al año. Es decir, el modelo territorial muestra un consumo de suelo que no guarda proporción con el crecimiento de la población y sí con un modelo financiero especulativo que no por conocido es más repudiado. Es decir, que en todo este tiempo no se ha construido por necesidad de vivienda para la población, sino por pura especulación. Curiosamente a pesar del volumen de viviendas construidas, hay sectores de la población que no pueden acceder a ellas.
En cuanto a los consumos de recursos, el balance muestra la misma tendencia. Así, Granada consume 49.041,3 m3/día, equivalentes a 206,1 litros/hab/día de los que 33.501,7 m3/día, 140,8 litros/hab/día corresponden a agua doméstica. Ambos indicadores se encuentran por debajo de valores medios de España (317 y 167 litros/hab/día respectivamente) aunque por encima de la media de las ciudades de su tamaño y bastante lejos de las necesidades básicas (estimadas cercanas a 7 l/h/d) y de los consumos eficientes. En relación con el tratamiento de aguas residuales, la ausencia de tratamiento terciario sobre el volumen total de aguas con tratamiento secundario parece bastante inadecuada para una población de las características de la ciudad de Granada.
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El área metropolitana registra más de un millón de desplazamientos de vehículos al día lo que induce una contaminación atmosférica por partículas PM10 que es la sexta peor de las capitales españolas.
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El consumo total de energía eléctrica es de 2.857.565,00 Mwh, 3,40 Mwh/hab, lo que quiere decir que cada uno de nosotros podríamos abastecernos con un panel fotovoltaico de aproximadamente 30 m2. La tasa de motorización es de las mas altas de España con 66,74 veh/100 habitantes. El área metropolitana registra más de un millón de desplazamientos de vehículos al día lo que induce una contaminación atmosférica por partículas PM10 que es la sexta peor de las capitales españolas.
La tasa de generación de residuos en la ciudad de Granada es ligeramente superior (357,8 T/día 1,5 Kg/habitante/día) solo es superada por Palma de Mallorca entre las capitales de provincia españolas de su tamaño. La separación en origen no presenta diferencias significativas con respecto a la media española
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Granada muestra un modelo de consumo e impactos similar al del resto de los países del mundo rico que prosiguen en la ilusión del crecimiento ilimitado.
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Hasta aquí el diagnóstico, lo siguiente son las secuelas. El agua que consumimos procede de los embalses que matan nuestros ríos, el Genil y el Guadalfeo esencialmente, y degradan los acuíferos. Los residuos se amontonan en plantas de tratamiento que apenas alcanzan el 6% de eficacia en sus procesos; la energía procede en un 85% de recursos fósiles por los que es necesario matar y morir, y el crecimiento urbano ahoga, como una gran ameba, un territorio del que ya somos deficitarios.
La debilidad del sistema es abrumadora. Dependemos del aprovisionamiento de recursos y energía de otros, a quienes se los detraemos y a los que condenamos a las penurias. Granada muestra un modelo de consumo e impactos similar al del resto de los países del mundo rico que prosiguen en la ilusión del crecimiento ilimitado en un mundo cada vez más empobrecido en recursos y debilitado en su capacidad de regeneración.
