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La acequia Alta o del Albaricoque y su hija la Acecolilla.

Rutas por las acequias. De Monachil a Huétor Vega

Juan Raya, de la comunidad de regantes del Albaricoque, nos hace un recorrido por la acequia el Albaricoque y sus antiguos molinos. También de la Acecolilla (diminutivo de acequia). En este recorrido se contemplan unas de las vistas más bellas del valle del Monachil.

El recorrido del Albaricoque nos regala una de las vistas más bellas del valle del Monacchil

Juan Raya, miembro de la comunidad de regantes de la acequia del Albaricoque y de la Junta Directiva de Amigos de las Acequias “Assaqya”

Empezamos el recorrido. El Albaricoque toma el agua en el puente del pueblo de Monachil, y se divide en dos a la altura del cortijo de Los Olivares, hoy propiedad de la Consejería de Cultura por hallarse en el yacimiento argárico del Cerro de la Encina. A partir de este lugar, una parte del agua transcurre por la Acecolilla y la otra seguirá llamándose El Albaricoque, que circula en dirección a Huétor y Granada por donde antiguamente movía molinos.

Históricamente, Monachil tiene propiedad sobre las aguas del río que lleva su nombre, mientras que Huétor Vega sólo tiene derecho a los sobrantes. Es decir, Monachil puede utilizar todo el agua que necesite y Huétor Vega está sujeto a las sobras y a las dulas (turno de riego). No queda la cosa ahí, los de Monachil pagan la mitad por marjal. ¡Ventajas de considerarlos los propietarios!

Toma de la acequia Albaricoque en el río Monachil

La Acecolilla daba agua al ejército, su comunero más señalado, llenando unos aljibes que existieron hasta no hace mucho en el “tiro pichón”. También regaba unas tierras abancaladdas con orientación sureste que eran muy productivas. Hoy todo está construido y sólo queda un tramo en el pueblo por la ronda de Los Pinos, por donde va la Acecollla dando vida a casas con albercas y estilo señorial y romántico de los primeros tiempos del siglo pasado. Muchas de estas casas de recreo y veraneo de la clase pudiente granadina, están abandonadas o han sido recalificados sus terrenos.

Uno de los primeros molinos, el de las Provincias

Por su parte El Albaricoque bajaba de la ladera cada vez que con sus saltos perdía altura para mover los molinos. . . si bien empezaba moviendo el primer molino en el mismo pueblo de Monachil, junto al río donde acaba de pedir prestada el agua, pero una tormenta se lo llevó y le ahorró ese primer esfuerzo a la acequia. El segundo molino era el de “Las Provincias”, hoy es una obra nueva sin terminar y está junto al de San Pedro, tercer molino, y actual escuela de equitación, la llamada casa de Víctor que visitamos en uno de nuestros recorridos. Pasados estos molinos llegamos al cortijo de los Olivares, junto al yacimiento argárico que cité del Cerro de la Encina, y continuamos acequia adelante, pasamos por las bodegas de “Pilongo” e inmediatamente nos encontramos con el “Molino Lisboa”, que es el cuarto de los que hubo y que hoy está partido en dos quedando solo el salto de agua.

La acequia transcurre junto al yacimiento argárico "Cerro de la Encina"

Continuamos acequia adelante en dirección a Huetor entre el frescor del agua y la vegetación a la que le da vida a su lado, y nos encontramos con el quinto molino “el de Papel” , hoy reconvertido en vivienda aunque conserva aún el salto de agua y algunos restos del maquinaria. No he podido saber si esto de papel era porque hubo aquí una fábrica de papel. Habrá que estudiarlo.

La acequia marcha entre algunas construcciones deterioradas por su abandono

Un poco más adelante, después de haber pasado por “la Cuesta las Cabras” y “el camino de los Parapantes” , entramos ya en Huétor, y llegamos al cruce de la cuesta de los Chamarices con calle del Carmen, en esa esquina vivo yo.

Juan Raya, con sombrero, nos guía por la acequia hace un año

En la calle del Carmen nos encontramos con otro salto de agua y el solar de otro molino, el sexto, el “de los Martínez” actuales propietarios y panaderos de Huetor, y que tenía derecho a una peseta de agua: la tajea tenía un agujero de ese tamaño y era el agua que tomaban para hacer el pan.

Ya en la calle Real podemos ver el aljibe de la acequia del albaricoque, visitable y en uso hasta no hace mucho, junto a la entrada al Carmen de San Rafael, hoy propiedad del Ayuntamiento y casa de la cultura y biblioteca.

El agua salta para darle vida a un molino, éste ya en Huétor Vega

Y si continuamos más adelante llegamos a la Huerta Cercada, que había otro molino, el séptimo, y del que seguro quedarán restos, pues allí han puesto el museo del Vino.

La acequia continuaba hasta entrar en tierras de Granada, hoy rota esa continuidad por los túneles del Serrallo, y regaba los palacios de Quinta Alegre y la avenida de Cervantes y si después de todo esto sobraba alguna agua desembocaba en el Genil.

En el recorrido del año anterior, Juan nos mostró la enorme ligazón de Huétor con el Albaricoque

Esto es lo que os puedo aportar, y que puede ser un buen punto de partida para documentarse mejor y aportar otros datos; cuántas tierras regaba, qué documentos hay sobre los molinos, anécdotas que pudieran contar la gente mayor, etc. etc. Las acequias fueron y son vida. Tenemos que recuperar su historia, sus valores para salvaguardarlas y que un buen día no tengamos que cambiar el paseo entre almeces, saúcos, álamos, cantos de pájaros y el rumor del agua por una tubería enterrada y recubierta con una capa de hormigón. Ojo a lo dicho, si no actuamos es lo que nos espera.

Por Veguita de Graná

El Domingo 9 de diciembre de 2012

Actualizado el 9 de diciembre de 2012